El Banco del Vaticano (IOR - Istituto per le opere di religione) otra vez envuelto en las noticias sobre blanqueo de dinero. Y es que, desde la quiebra del Banco Ambrosiano (donde el IOR era acreedor) el Banco Vaticano ha estado vinculado al lavado de dinero. Últimamente, la justicia italiana trató de investigar más a fondo al Banco Vaticano, tal vez, con muy pocos resultados. Logrando confiscar 23 millones de euros (20 millones transferidos a JP Morgan y 3 millones al Banco del Fucino) abriéndole una investigación a su presidente, Ettore Gotti Tedeschi. Transferencias hechas sin proporcionar información sobre el sujeto jurídico responsable de la transacción.
Debido su naturaleza administradora de bienes de instituciones católicas, que lo aleja de la jurisdicción de los demás bancos nacionales, es que la posible investigación al OIR se hace poco probable. Y sólo a raíz de algunos cambios en las leyes fiscales italianas es que se decide investigar la naturaleza de la “banca del Vaticano”. Algunas muertes memorables (Juan Pablo I, Roberto Calvi – presidente del Banco Ambrosiano, el Arzobispo Paul Marcinkus, Roberto Calvi, etc.), nos recuerdan lo truculento de la trama que se teje en torno al IOR. A pesar de que no es una banca establecida, ha venido arrastrando estos escándalos financieros, pues es una de las cuatro fuentes de financiamiento de la Santa Sede.
Por estas razones, el Banco del Vaticano va camino a convertirse en el offshore favorito.
