miércoles, 7 de enero de 2009

Israel contra Palestina ¿El conflicto es racial?

Empezamos el año de malas maneras. Tras rescates financieros y “rescates automotrices” negados, intentos separatistas, en Bolivia, en manos de un “extranjero croata”, “índices riesgo-país” basados en viejas pautas de medición, la explosión de la “burbuja financiera”, etc, etc, etc, no faltaba más un genocidio como el que se lleva a cabo en Gaza. El pretexto parece que fuera algo más que los cohetes Kassam, que no son misiles (cuando Israel posee doscientas cabezas nucleares). Pareciere que en cada rincón hay miembros de Hamas, y en los que no hay pues las víctimas suelen resultar siendo “daños colaterales”. Porque así es como se debe llamar a los niños y mujeres asesinados, para que no suene tan mal. Y es que después de ver tan agresivo ataque contra civiles palestinos, quemándolos con bombas de fósforo (sin ser experto en el tema tengo entendido la propiedad del fósforo blanco para causar quemaduras al contacto con la piel, que incluso pueden llegar hasta el hueso), bloqueando los suministros de ayuda humanitaria y los ataques deliberados, pareciere que sólo hay un objetivo: “la eliminación total de un pueblo”. Son sospechas que asaltan debido a la idea general, que muchas veces escuchamos, sobre la existencia de una “raza judía” y “un gobierno israelí superior”, y en tal caso creo que “etnia” es la palabra correcta.

¿Entonces podemos pensar que existe una etnia judía?
Esa es la percepción que hemos tenido sobre el asunto, siempre. Pero, al parecer, esto no es así, debido a que la religión judía se basa sobre antiguos pueblos seminómadas convertidos al judaísmo. Entonces no se trataría de una “raza” sino de una religión adoptada por distintos grupos étnicos en diferentes épocas (incluyendo semitas palestinos). Así que, si la religión fue diseminada, “los judíos” también. Uno podía ser acusado de antisemita (la expresión es irónica) por estas cosas, cuando el problema de Israel no es que sea un Estado Judío, sino las prácticas que lleva a cabo con el pueblo palestino. Pareciera, en algún momento, seguir el camino del nacionalismo alemán, cuando ser ario tenía un significado exclusivamente étnico, dejando de lado su original aspecto lingüístico (con el cuál un afgano resultaría ser más ario que cualquier blanquiñoso), para referirse a los europeos blancos no judíos. En tal caso, no parece partir de los mismos ciudadanos israelíes el sentido de rechazo o su desagrado ante lo que viene sucediendo.

En estos días, en medio de los ataques en Gaza, los cirujanos tienen que operar en el suelo, los medicamentos empiezan a escasear y las ambulancias corren el riesgo de sufrir lo mismo que sufrió un médico cuando su vehículo fue alcanzado por una bomba. Y la impunidad de sus agresores parece descansar sobre el hecho de que Israel resulta ser un aliado estratégico, en la región, para los EEUU y Europa. De otra manera, creo que hace rato los hubieran bloqueado económicamente, como a Cuba. O tal vez hubieran sido arrasados como Irak o Afganistán. Por tales motivos cuentan con el visto y bueno norteamericano para la fabricación de armas de destrucción masiva e impunidad ante delitos de lesa humanidad. El régimen de Israel podría ser rescatado, de la barbarie que comete, por él mismo, y no seguir cayendo en estos errores que tanto daño han hecho. Podría tratar de revertir el daño y encaminarse hacia el respecto por las leyes internacionales y al prójimo, y de está manera lograr una armonía responsable en la región. Aunque sea lamentable, por estos días, que dichos propósitos parezcan muy lejanos.

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