jueves, 29 de enero de 2009

Un rescate sin multiplicador

El rescate al sistema financiero tenía un objetivo muy claro (al menos en la versión oficial), y ese era el de fomentar el flujo de crédito a las personas y a las empresas mediante una inyección de capital en los bancos. Por supuesto, nadie contaba con que el destino de ese capital inyectado iba a parar a las reservas de los bancos, es decir, a recuperar el balance general de los bancos.

Pero, ¿cómo iba esto? Pues bien se esperaba el anhelado efecto multiplicador financiero, mediante el cual una emisión primaria de dinero (capital inyectado en los bancos) genere “x” veces su valor dentro del mercado financiero. A través del cual, por ejemplo, una inyección de $ 1000.00 genere (después de un 20% de encaje bancario) $ 800.00 para créditos que a su vez serán producto del consumo y depositados en otra entidad, para luego generar $ 640.00 (después del encaje bancario) que a su vez depositados en otro banco (o los mismos bancos) generarían $ 512.00 en créditos (después del encaje). Hasta el momento se habrían generado $ 2440.00 en depósitos, contando con los $ 1000.00 del comienzo (al menos eso en papel, porque si todos fuéramos a reclamar nuestros ahorros, pues entonces el colapso sería irremediable y que el último en salir apague la luz. Además, suena a como si cada billete de dólar pudiera parir dos más o como si el dinero tuviera esa capacidad de reproducción, por sí solo).


Esa es la razón de ser de los bancos en cuanto a emisión primaria se refiere. Entonces, ¿qué ha sucedido ahora con la inyección de capital hecha por el Gobierno Federal de los EEUU? Se hizo una inyección de liquidez al sistema bancario y resulta que el multiplicador bancario ha resultado menor a uno. Pues el culpable para esto es el crédito, por ser el principal ausente. Los créditos se están racionando, separando, seleccionando, o simplemente, congelando porque muchos bancos necesitan la liquidez que se lanzó hacia ellos. Pero, ¿en qué estarán usando la liquidez inyectada? ¿Se estarán salvando balances ocultando las pérdidas de valor? ¿Se estarán adquiriendo activos? Al menos, con la banca española, esa parece ser la respuesta. A esto se suma que durante una crisis todos nos abrochamos los cinturones y evitamos el consumo y las deudas (aunque en este caso las deudas hayan sido paridas con anterioridad y muchas hipotecas esperan ya ser ejecutadas).

Barack Hussein Obama ha dicho que revisará el plan de rescate financiero y que, como muchos estadounidenses, está muy decepcionado de la forma como se ha llevado a cabo. Pues bien, esperamos que encuentre el destino del dinero inyectado. Pero, a ver, ¿que hubiera podido hacerse? Esto agarró desprevenidos a todos, ¿no es cierto? Tal vez si el gobierno cogiera a los bancos más hundidos (los prácticamente quebrados) y comprara sus activos, incluyendo sus activos tóxicos, a un “precio justo”. Luego, después de dicha compra, podría deshacerse fácilmente de los accionistas. Después transferir los activos tóxicos a un “banco malo” creado especialmente para eso. Manejar al banco rescatado y devolverle la solvencia para luego transferirlo a nuevos propietarios. Pero no, debo estar delirando. Eso no funcionaría, ¿cierto? Mejor inyectemos la liquidez necesaria para rescatar a aquellos pobres banqueros que en el cumplimiento de sus obligaciones (sacarle el jugo al boom inmobiliario a costas de hipotecas subprime y titulizaciones) sucumbieron ante la posibilidad de quiebra. Entonces, bienvenido el rescate para que ejecutivos como los de AIG se dieran un merecido descanso vacacional en un hotel de California tras dicho rescate, o para que el Citigroup intente comprar, nuevamente, otro jet por 50 millones de dólares.

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